Puesto que no se trata de una enfermedad, no mejora con
fármacos. Por otro lado, los intentos de rehabilitación han resultado
infructuosos. La única forma de atajar el problema es la prevención. Algo muy
difícil en una sociedad en la que, según el psicólogo, predomina el "súper
egocentrismo" y el afán de "tenerlo todo al precio que sea".
En cuanto a las víctimas de estos sujetos, recomienda mucho
sentido común. "Si se te presenta alguien que te ofrece una vida de
película, desconfía", aconseja. Una persona con "la vida bien
configurada y un carácter poco dependiente estará más protegida, pero no
debemos subestimar las capacidades de estos sujetos"
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